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Más de 4 mil habitantes de Calle en Cali

Los habitantes de calle son seres invisibles, con los que nadie se quiere encontrar, pero son una enorme realidad de las ciudades colombianas.-
Más de 4 mil habitantes de Calle en Cali


Todos los confunden y piensan que son personas que consumen drogas y apenas un porcentaje de ellos lo hacen. Otros pueden ser desde desplazados, hasta quienes no tienen en donde guarecerse.-
Por ellos surgieron las casas de arrendamiento que en Cali alquilan habitaciones, con cama y cobija desde 3 mil pesos la noche hasta diez mil.-
Es la primera reflexión del sacerdote José González, Director del programa Samaritanos de la Calle y quien lleva trabajando más de veinte años con quienes se encuentran en esa condición.-
"Este programa se inició con la visión de Monseñor Isaías Duarte Cancino" recordó el sacerdote, quien explicó que actualmente atienden a los habitantes en condición de calle en siete casas repartidas en diferentes sectores, los más cercanos a los puntos por donde circulan estas personas.-
"Actualmente calculamos que sobre viven en la ciudad cerca de cuatro mil de ellos. Que muchos son consumidores de marihuana, pero que no son violentos", relata.-
Dos de las casas del programa de Samaritanos de la Calle cuentan con el respaldo económico de la Secretaría de Bienestar Social de la alcaldía de Cali.-
El resto, es decir , cinco mas son atendidas con recursos de la Arquidiócesis de Cali y con el apoyo de cerca de 600 voluntarios que donan en efectivo, alimentos, tiempo de trabajo y se dedican a esta labor social.
Las casas de los Samaritanos de la calle permiten a estas personas bañarse, alimentarse, tener un hogar de paso, un centro de acogida, una casa guardería, y una sede para los menores de edad.-
El lugar en donde más se concentran los habitantes de calle es en el corredor de la calle 26, en la antigua línea férrea, que recorre la ciudad de norte a sur.
En todo su trayecto hay lugares, pero dos de ellos concentran gran presencia. En el planchón de la plaza de mercado de Santa Elena y en el área de San Judas.-
Este planchón en la "Galería " de Santa Elena, la mayor de Cali, es una enorme losa de cemento de mas de media hectárea de tamaño que fue construida por sobre el canal de aguas sanitarias del ferrocarril, o de la calle 26. "Ellos construyeron bajo esta losa de concreto su hogar para consumir sustancias sicoactivas.
"En la última actividad desde la Secretaría de Bienestar Social y Samaritanos de la Calle, en condiciones absolutamente inhumanas --por el excesivo consumo de sustancias sicoactivas--se encontró en ese sitio a cerca de 300 personas. Ninguna quiso abandonar el lugar, reveló Andrés García, sicólogo y coordinador del hogar de paso de la fundación de la arquidiócesis de Cali.
Otros de los puntos de concentración de habitantes de calle es el centro de Cali. Están regados en zonas del área comercial de la ciudad, pero en materia de consumo se concentran en El Calvario y el Sucre.
En éste último sector ha surgido un nuevo fenómeno preocupante derivado de lo que ocurre en el norte del Cauca con la producción de heroína.
"Hay dos o tres cuadras con personas adictas a la heroína. Allí se adelanta un programa de acompañamiento con la Secretaría de Bienestar y las autoridades de Salud, reconoció el director de Samaritanos de la Calle.
"Nadie quiere tener a un habitante de la calle en su barrio, especialmente de estratos cuatro, cinco y seis. Pero también han surgido otros puntos de concentración en los barrios del oriente. En Manuela Beltrán, también en Petecuy, en la comuna seis.
Los Samaritanos de la calle van desde humildes amas de casa que colaboran en las jornadas de alimentación de los martes, hasta los profesionales que brindan servicios en salud a los habitantes de calle explica Libia Fanny Mina, directora de proyecto de la fundación.
En el último mes en todas las casas de los samaritanos se atendió a 1.939 personas, de ellas hay 110 que están en proceso de resocialización.
"Lo que más preocupa además es que no vean a estos seres humanos como personas, porque los habitantes de calle se convirtieron en paisaje, en una piedra, en una roca, en un anden, peor que un perro o un gato. Que haya más preocupación en la sociedad por los animales que por ellos", dijo el sacerdote José González, quien le pidió a la comunidad mirarlos como personas, como adictos, como enfermos, como víctimas del consumo. Esa es la realidad que están padeciendo.