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Protestas en Israel contra la homofobia y el terror de los colonos

En la noche del sábado 1 de agosto, en las principales ciudades israelíes, entre ellas Tel-Aviv, Jerusalén, Beerseba, Umm al-Fahm y Haifa, se llevaron a cabo manifestaciones contra el apuñalamiento del jueves en el desfile del orgullo gay de Jerusalén y el ataque incendiario del viernes que resultó en la muerte del niño palestino de 18 meses de edad, Ali Dawabsha.

Naser Dawabsha, tío del niño muerto en el ataque incendiario, habló en el mitin organizado por Paz Ahora en la Plaza Rabin en Tel-Aviv. Dawabsha dio un emotivo discurso: "Quemaron una familia que dormía pacíficamente, que no cree en la violencia", dijo.

"Netanyahu extiende sus condolencias, pero queremos la seguridad en Duma y en todos los pueblos palestinos. Quiero decirle algo a Netanyahu: Mi madre le pregunta: ¿cuándo regresará Sa’ad? Y yo le pregunto: ¿cuándo regresará Saad? ¿Cuándo regresará Riham? ¿Cuándo regresará Ahmad? ¿Por qué fue asesinado Ali? Dieciocho meses de edad, ¿qué hizo? ¿Qué le hizo al ejército israelí? ¿Qué le hizo a los colonos? Pedimos que esto sea el fin del sufrimiento de nuestro pueblo. Antes de Ali también fue Mohamed Abu Jdeir, y ahora Ali, y no sabemos quién es el próximo en la fila".

En Haifa, cientos participaron en una protesta en el bulevar Ben-Gurion contra los crímenes de la ocupación. Algunas consignas fueron: "Legislar contra los crímenes de odio", "terrorismo financiado por el Estado", "La homofobia y el racismo son el mismo tipo de violencia". Algunos manifestantes llegaron con banderas y símbolos palestinos exigiendo "Poner fin a la ocupación". Los manifestantes gritaban: "Bibi, renuncia, porque nuestra sangre es importante", "Los gays y las lesbianas quieren vivir en Haifa y el Krayot", "La homofobia comienza en las oficinas del gobierno".

Las manifestaciones en rechazo al apuñalamiento el jueves de seis participantes en el desfile del Orgullo Gay de Jerusalén también se llevaron a cabo la noche del sábado en esa ciudad y en Tel-Aviv.

Miles asistieron a la manifestación de protesta en el parque Meir de Tel-Aviv, que previamente había sido planeada para conmemorar seis años desde el asesinato a tiros de dos jóvenes en el Bar-Noar, un centro de Tel Aviv para lesbianas, gays, bisexuales y transexuales jóvenes. El 1 de agosto de 2009, un pistolero enmascarado irrumpió en el centro, en la calle Nahmani, y disparó ráfagas de armas automáticas, matando a Nir Katz, de 27 años, y Liz Trubeshi, de 16. Diez personas resultaron heridas en el tiroteo, dos de las cuales resultaron discapacitadas.

En Jerusalén la manifestación en protesta por el ataque del jueves pasado comenzó a las 21:30 en la Plaza Sión. Dos de las víctimas de ese ataque permanecen en estado grave, mientras que los cuatro restantes sufrieron heridas leves. El agresor, Yishai Schlissel, un ultraortodoxo del asentamiento cisjordano de Modi’in Illit, había apuñalado a tres manifestantes en el desfile del Orgullo Gay de Jerusalén hace diez años y fue liberado de prisión el mes pasado.

Sólo los partidos de izquierda, el Meretz -sionista de izquierda- y la Lista Común, vincularon el ataque del viernes en la aldea palestina de Duma con las políticas de asentamientos de Israel. En su página de Facebook, la líder de Meretz Zehava Galon escribió que el asesinato en Duma fue "escrito en la pared", señalando que los políticos de derecha hace tiempo dejaron de emitir fuertes condenas contra los ataques anteriores en las mezquitas y e iglesias palestinas. Galon pidió la detención de no sólo de los autores sino también de los rabinos que dijo eran responsables de incitar y legitimar este tipo de ataques.

El parlamentario comunista Dov Jenin de la coalición entre Hadash y la Lista Común, preguntó en su página de Facebook: "¿Hasta cuándo seguiremos aceptando una realidad en la que este tipo de ataques son de rutina?". Como Galon, señaló una conexión directa entre el ataque del viernes y un cultura que, dice, tolera el odio al otro. "No es suficiente expresar el horror [en este ataque]", escribió. "Los partidos de derecha en el gobierno no pueden quedarse en la condena, lavándose así las manos. En lugar de aceptar las condenas vacías de la derecha, hay que luchar por un cambio real. Ante el racismo y el odio, necesitamos un movimiento de oposición amplio y unido... Es urgente. Es trascendental. Y está en nuestras manos".
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