En siete d铆as el expresidente se qued贸 aislado en sus cr铆ticas contra el proceso de paz, se equivoc贸 en su Twitter, perdi贸 candidatos para las elecciones y fue cuestionado por la prensa internacional.
Todo sali贸 al rev茅s para el expresidente 脕lvaro Uribe esta semana. El lunes, el acuerdo entre el presidente Juan Manuel Santos y Nicol谩s Maduro en Quito, le baj贸 el volumen a las cr铆ticas frente a la crisis fronteriza y se qued贸 sin ese discurso. El martes, le cay贸 la noticia de las medidas de aseguramiento contra el exasesor espiritual de la campa帽a de 脫scar Iv谩n Zuluaga, Luis Alfonso Hoyos. El mi茅rcoles, el anuncio del gobierno y de la guerrilla de las FARC de alcanzar un acuerdo en el punto m谩s espinoso de todos, la justicia, le devolvi贸 la esperanza a los colombianos, quit谩ndole protagonismo a su discurso de ‘paz con impunidad’.
El jueves, sus trinos sobre titulares falsos y alusiones al grupo terrorista AlQaeda le valieron m谩s de una cr铆tica. Y para rematar, el viernes se enter贸 que una de las representantes de Centro Democr谩tico, Johana Chaves, perdi贸 su curul por doble militancia y su gran carta para la gobernaci贸n de Santander, Hugo Aguilar, tambi茅n sal铆a del ruedo por decisi贸n del Consejo Nacional Electoral. Mientras recib铆a la noticia, se instalaba en Cali una valla de Centro Democr谩tico que invitaba a votar por sus candidatos para no tener que hacerlo a futuro por los Alapes, Santrichs o Grandas que supuestamente llegar谩n directo al Capitolio el a帽o entrante. En medio de un clima de reconciliaci贸n, donde adem谩s ya est谩 claro que no habr谩 curules a dedo para los guerrilleros, el mensaje no solo es agresivo, sino que proyecta una imagen de desinformaci贸n.
El mal momento del expresidente se not贸. Trin贸 sin descanso desde el anuncio de Santos y Timochenko en La Habana y lleg贸 incluso a atacar al Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, por apoyar los acuerdos. Dijo que el aplauso de Kerry al: “acuerdo de impunidad con las FARC nunca lo aceptar铆a con Al Qaeda.” Nunca antes el expresidente se hab铆a metido con el gobierno de Estados Unidos de esa forma y ante los ojos del mundo qued贸 el aguafiestas que lejos de construir con sus cr铆ticas, parece disco rayado.
La verdad es que el apret贸n de manos entre Ra煤l Castro, el presidente Santos y Timole贸n Jim茅nez fue una cachetada para el expresidente. Y lo fue, entre otras cosas, porque debilit贸 de un momento a otro su discurso, tan bien recibido por algunos sectores, de la paz embolatada. El mi茅rcoles el gobierno le puso fecha final a las conversaciones y de repente Uribe qued贸 solo, sin m谩s eco que el de sus senadores y representantes.
En cambio, el que s铆 son贸 con fuerza fue el de los medios internacionales. No hubo redacci贸n que no aplaudiera el paso que dio el pa铆s el mi茅rcoles. Claro, hubo cr铆ticas y preguntas por los alcances de lo logrado. Pero para nadie era un secreto que el nudo que se form贸 hace dos meses entre los cerebros jur铆dicos de las FARC y el gobierno, por fin se desenred贸.
El New York Times, el Huffington Post y hasta el Washington Postcriticaron la actitud del expresidente y rese帽aron su reacci贸n de estos d铆as como una guerra individual contra el proceso.
En menos de una semana Uribe pas贸 de ser un faro para la opini贸n p煤blica a una voz solitaria. Si mantiene esa posici贸n quedar谩 en la inc贸moda situaci贸n de depender del fracaso de los di谩logos para rescatar su imagen. Porque si algo qued贸 claro es que el expresidente depende del proceso con las FARC m谩s que el propio Santos.
El jueves, sus trinos sobre titulares falsos y alusiones al grupo terrorista AlQaeda le valieron m谩s de una cr铆tica. Y para rematar, el viernes se enter贸 que una de las representantes de Centro Democr谩tico, Johana Chaves, perdi贸 su curul por doble militancia y su gran carta para la gobernaci贸n de Santander, Hugo Aguilar, tambi茅n sal铆a del ruedo por decisi贸n del Consejo Nacional Electoral. Mientras recib铆a la noticia, se instalaba en Cali una valla de Centro Democr谩tico que invitaba a votar por sus candidatos para no tener que hacerlo a futuro por los Alapes, Santrichs o Grandas que supuestamente llegar谩n directo al Capitolio el a帽o entrante. En medio de un clima de reconciliaci贸n, donde adem谩s ya est谩 claro que no habr谩 curules a dedo para los guerrilleros, el mensaje no solo es agresivo, sino que proyecta una imagen de desinformaci贸n.
El mal momento del expresidente se not贸. Trin贸 sin descanso desde el anuncio de Santos y Timochenko en La Habana y lleg贸 incluso a atacar al Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, por apoyar los acuerdos. Dijo que el aplauso de Kerry al: “acuerdo de impunidad con las FARC nunca lo aceptar铆a con Al Qaeda.” Nunca antes el expresidente se hab铆a metido con el gobierno de Estados Unidos de esa forma y ante los ojos del mundo qued贸 el aguafiestas que lejos de construir con sus cr铆ticas, parece disco rayado.
La verdad es que el apret贸n de manos entre Ra煤l Castro, el presidente Santos y Timole贸n Jim茅nez fue una cachetada para el expresidente. Y lo fue, entre otras cosas, porque debilit贸 de un momento a otro su discurso, tan bien recibido por algunos sectores, de la paz embolatada. El mi茅rcoles el gobierno le puso fecha final a las conversaciones y de repente Uribe qued贸 solo, sin m谩s eco que el de sus senadores y representantes.
En cambio, el que s铆 son贸 con fuerza fue el de los medios internacionales. No hubo redacci贸n que no aplaudiera el paso que dio el pa铆s el mi茅rcoles. Claro, hubo cr铆ticas y preguntas por los alcances de lo logrado. Pero para nadie era un secreto que el nudo que se form贸 hace dos meses entre los cerebros jur铆dicos de las FARC y el gobierno, por fin se desenred贸.
El New York Times, el Huffington Post y hasta el Washington Postcriticaron la actitud del expresidente y rese帽aron su reacci贸n de estos d铆as como una guerra individual contra el proceso.
En menos de una semana Uribe pas贸 de ser un faro para la opini贸n p煤blica a una voz solitaria. Si mantiene esa posici贸n quedar谩 en la inc贸moda situaci贸n de depender del fracaso de los di谩logos para rescatar su imagen. Porque si algo qued贸 claro es que el expresidente depende del proceso con las FARC m谩s que el propio Santos.
