El Gobierno del presidente Iv谩n Duque, seg煤n el licenciado en Filosof铆a y defensor de los derechos humanos Andr茅s Camilo Rodr铆guez, es un "puente entre la extrema derecha, los sectores econ贸micos y las mafias pol铆ticas".
Por: Nathali G贸mez
La ola de violencia en Colombia ha puesto sobre la mesa temas que parec铆an reciente permaneci贸 en el pasado: las masacres, el paramilitarismo y la militarizaci贸n como respuesta.
Si bien en el contexto actual est谩 de fondo el Acuerdo de paz, firmado entre el Estado colombiano y las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016, el incumplimiento de lo establecido, por parte del Gobierno de Iv谩n Duque, es una de las razones para entender el recrudecimiento de la violencia y los asesinatos de l铆deres sociales, ind铆genas, miembros de la poblaci贸n afro y excombatientes.
En las semanas recientes se han producido hechos de sangre que han sido calificados por defensores de los derechos humanos como "masacres", mientras que el Gobierno los denomina como "homicidios colectivos". La misi贸n de Naciones Unidas en Colombia ha documentado hasta ahora 33 masacres, mientras que el Instituto para el Desarrollo de la Paz (Indepaz) lleva un registro de 45 masacres hasta el pasado 23 de agosto, en las que han sido asesinadas 182 personas.
Para explicar la compleja estructura del paramilitarismo y su vinculaci贸n con los hechos de violencia que han sacudido en los 煤ltimos a帽os al pa铆s suramericano, RT entrevist贸 a Andr茅s Camilo Rodr铆guez, licenciado en Filosof铆a, defensor de los derechos humanos, integrante del movimiento social y columnista de opini贸n en distintos portales sobre temas de an谩lisis pol铆tico.
RT: ¿Por qu茅 cree que el Gobierno prefiere usar el t茅rmino de "homicidio colectivo" y no el de masacres?
El discurso instaurado recientemente alrededor de que la ola de violencia se determine como "homicidios colectivos" no es m谩s que el negacionismo del Gobierno en torno a una realidad dif铆cil, producto de la violencia pol铆tica que vive Colombia, as铆 no lo quiera reconocer.
Andr茅s Camilo Rodr铆guez, licenciado en Filosof铆a y defensor de los derechos humanos.
Hay que insistir en que son masacres y el negacionismo hace que Duque se ubique cada vez m谩s del lado de quienes legitiman la guerra.
M谩s all谩 del asunto propio del lenguaje, que es muy importante, de fondo se encuentran problemas recurrentes en su entorno pol铆tico, que se convierten poco a poco en una bola de nieve: a Duque le ha salido mal la cruzada contra Venezuela, el primer per铆odo legislativo en el Congreso fue desastroso para sus intereses y el plan de desarrollo, vivi贸 dos paros nacionales, esc谩ndalos de corrupci贸n, tiene nexos con criminales y baja capacidad de gesti贸n p煤blica.
Adem谩s, su pol铆tica internacional es desastrosa; la atenci贸n a la pandemia le ha representado la ca铆da de su imagen por la profunda crisis social y el esc谩ndalo de Uribe, producto de los constantes llamados de la Justicia en su contra, son parte de la inestabilidad e ingobernabilidad.
Detr谩s de lo que se denomina como "homicidios colectivos" se encuentra un entramado de crisis que viene sufriendo Duque, y no le conviene permitir que se instaure en la opini贸n p煤blica el binomio violencia-paz porque sabe que perder铆a mucho, ya que hay un corriente creciente que reclama cambios en el pa铆s.
Duque es una especie de puente entre la extrema derecha, los sectores econ贸micos y las mafias pol铆ticas. 脡l es presidente pero no es quien orienta estrat茅gicamente el pa铆s, lo hace el uribismo en cabeza de 脕lvaro Uribe, con su actividad permanente en la pol铆tica, en el Congreso, en la opini贸n p煤blica, ante la institucionalidad y en los diferentes sectores en los que influye.
En los 煤ltimos seis a帽os, cuando se instaura en el debate p煤blico el tema de "paz o guerra", gana la paz, por lo tanto, no le conviene al c铆rculo que representa que la paz se posicione en la agenda pol铆tica. Sin embargo, hay que insistir en que son masacres y el negacionismo hace que Duque se ubique cada vez m谩s del lado de quienes legitiman la guerra, de quienes prefieren un proyecto autoritario, de quienes destruyen los acuerdos y de quienes potencian la violencia contra los colombianos.
RT: En las zonas donde han ocurrido las masacres, las autoridades locales han pedido presencia del Estado y la respuesta ha sido la militarizaci贸n. ¿Es adecuada esta respuesta?
A.C.R: Esta respuesta no solo es errada, sino que es muestra de que los territorios que hist贸ricamente han estado marcados por la violencia, que son las regiones perif茅ricas del pa铆s, requieren con urgencia la presencia del Estado por medio de la garant铆a de derechos y de la profundizaci贸n del desarrollo productivo.
Andr茅s Camilo Rodr铆guez, licenciado en Filosof铆a y defensor de los derechos humanos.
Urge un entendimiento democr谩tico y dialogado para que se superen los conflictos y se atiendan las necesidades de derechos de las comunidades.
El m茅todo del Estado siempre ha sido la militarizaci贸n y esto tambi茅n da cuenta de la falta de horizonte democr谩tico en torno al di谩logo como acci贸n positiva para resolver los problemas nacionales. Esto ha sido una limitaci贸n permanente a lo largo de la historia.
Es necesario superar el conflicto social, la exclusi贸n, el despojo en el pa铆s. Adicionalmente, el estatus de violencia creado a lo largo de la historia en la naci贸n, ha convertido a la militarizaci贸n y al relato de seguridad en los 煤nicos medios para atender el conflicto pol铆tico, social y armado. Esto ha generado un autoritarismo continuo de los diferentes actores armados y del Estado contra las comunidades.
Urge un entendimiento democr谩tico y dialogado para que se superen los conflictos y se atiendan las necesidades de derechos de las comunidades. La f贸rmula de la militarizaci贸n es un s铆ntoma de la negaci贸n de una realidad social desigual y de profunda exclusi贸n.
RT: Los defensores de derechos humanos se帽alan que algunas masacres han ocurrido en zonas militarizadas. ¿Por qu茅 cree que pase esto?
A.C.R: Se podr铆a afirmar que son m谩s recurrentes las masacres y la crisis humanitaria en los territorios m谩s militarizados porque es all铆 donde se atrincheran los diferentes actores armados. Este puede ser el argumento principal, pero sumado a que estas zonas son las m谩s olvidadas socialmente.
No puede perderse de vista que la sistematicidad de los asesinatos contra j贸venes, l铆deres y excombatientes firmantes del Acuerdo de paz tambi茅n se dan en centros urbanos y pareciera que es cada vez m谩s recurrente. En este sentido, habr铆a que analizar los niveles de tensi贸n en materia de seguridad de las regiones con mayor confrontaci贸n violenta sin omitir los modos de operar que se dan en las grandes ciudades.
Andr茅s Camilo Rodr铆guez, licenciado en Filosof铆a y defensor de los derechos humanos.
El incumplimiento estructural por falta del Estado es una de las consecuencias del retorno creciente de la violencia sistem谩tica y las masacres.
La causa alrededor de estas manifestaciones se da por las transformaciones en los modos de operar de los actores armados (paramilitares, narcotraficantes, grupos de "limpieza social" y mafias criminales) que tienen relaciones cada vez m谩s estrechas con las din谩micas de la sociedad civil. Esto obedece fundamentalmente al inter茅s de aumentar el control territorial y sobre la poblaci贸n, tanto en regiones olvidadas como en centros urbanos.
RT: Cuando se afirma que estas masacres son consecuencia del incumplimiento del Acuerdo de paz, ¿a qu茅 se refieren?
A.C.R: El Acuerdo de paz ha sido un punto de inflexi贸n en la historia reciente del pa铆s con profundas consecuencias pol铆ticas, que seguramente a煤n no se han podido dimensionar lo suficiente porque estamos en ese proceso como naci贸n. Entendi茅ndolo as铆, su necesario cumplimiento debe basarse en la superaci贸n de los problemas m谩s profundos provenientes de la falta de democracia, de la desigualdad social y de la violencia pol铆tica.
El incumplimiento estructural por falta del Estado es una de las consecuencias del retorno creciente de la violencia sistem谩tica y las masacres. Valdr铆a la pena enfatizar que el crecimiento de la ola de violencia de los 煤ltimos a帽os adem谩s ocurre por no brindar garant铆as de seguridad a los firmantes del Acuerdo de paz; por no atender socialmente a las regiones donde se desarrollaba o se desarrolla el conflicto armado m谩s agudo y por no existir un esfuerzo para desmantelar a las estructuras paramilitares y mafias criminales, como est谩 contemplado en el texto del acuerdo final. Adem谩s, hay negaci贸n de edificar un di谩logo para una paz completa con otros actores insurgentes como el Ej茅rcito de Liberaci贸n Nacional (ELN) y la denominada 'Nueva Marquetalia', que es un grupo de continuaci贸n de las antiguas FARC.
Habr铆a que se帽alar un elemento poco referenciado pero muy importante: el Estado en s铆 mismo se ha consolidado hist贸ricamente mediante el uso de la violencia pol铆tica como forma de acceso y de sostenimiento del poder. Por lo tanto, la construcci贸n de paz y la implementaci贸n del Acuerdo es una amenaza a sus propios intereses; por ello, las fuerzas pol铆ticas tradicionales no est谩n del todo interesadas en avanzar hacia su implementaci贸n ni en las salidas negociadas a los conflictos porque se requieren transformaciones sociales y democr谩ticas, que con seguridad no est谩n dispuestas a ceder. Alrededor de esa tensi贸n pol铆tica es que se encuentra esa relaci贸n entre paz, violencia y crecimiento de las masacres contra actores sociales y proyectos transformadores.
RT: El Gobierno afirma que la violencia es producto de disputas territoriales de guerrilla, disidencias y narcotraficantes. ¿Por qu茅 no hace referencia al paramilitarismo?
Al Gobierno no le interesa hacer referencia directa al paramilitarismo por ese negacionismo constante alrededor del binomio entre guerra o paz. No le funciona porque est谩 interesado en ubicar al paramilitarismo como un fen贸meno del pasado, es decir, instaurar en la opini贸n p煤blica que se termin贸 durante el proceso de desmovilizaci贸n de justicia y paz en el Gobierno de Uribe, que se convirti贸 en "el gran salvador" en torno al desmantelamiento de grupos armados y el paramilitarismo, cosa que no es verdad, pero ese es el esfuerzo principal que han instaurado en la opini贸n p煤blica.
Adicionalmente, no les interesa ubicar la creciente violencia en actores cercanos o alineados pol铆ticamente con la derecha y extrema derecha, por lo tanto, la ubican como producto de expresiones contrarias a lo que ha sido el Estado en las 煤ltimas d茅cadas en Colombia, pues el discurso confiable y obvio y que dirige la atenci贸n sobre las guerrillas, las disidencias y el narcotr谩fico es simplemente una fachada de la l贸gica del enemigo interno que sigue operando en el pa铆s.
Cada vez m谩s se le sale a Duque el problema de las manos y se le hace m谩s dif铆cil controlar lo que est谩 pasando. Lo que se requiere es que se reconozca que hay paramilitarismo, que hay un retorno a la violencia de manera sistem谩tica, producto de estas fuerzas ubicadas y articuladas con mafias pol铆ticas y alrededor del c铆rculo de la extrema derecha en el pa铆s.
De una u otra manera, sus actuaciones, sus respuestas, sus formas de hablarle a la naci贸n, con poco liderazgo, est谩n causando una ola de indignaci贸n, de reactivaci贸n de la movilizaci贸n social y pol铆tica y de construcci贸n de alternativas diferentes a la guerra, a favor de la justicia, de la democracia y del Estado de derecho. Estamos en un momento supremamente dif铆cil producto de una transici贸n pol铆tica hacia la paz que est谩 costando y generando muchos problemas, pero que, sin lugar a dudas, como pas贸 en otras partes del mundo, es una transici贸n que requiere ser dise帽ada y pensada para poder superar la violencia pol铆tica y que Colombia logre transitar y ubicarse en articulaci贸n con el mundo global.
RT: ¿Podr铆a explicar c贸mo es la convivencia entre el paramilitarismo y un Gobierno que p煤blicamente no lo apoya?
El paramilitarismo es un fen贸meno muy complejo por la estrecha relaci贸n con la vida nacional, pero hay que leerlo en sus diferentes etapas. En el Gobierno de Uribe, en el de Juan Manuel Santos y en el de Duque se ha manifestado de manera diferenciada pero con algunos elementos comunes. Dentro de lo com煤n, se encuentra principalmente el paramilitarismo como estrategia contrainsurgente, como relato pol铆tico de la extrema derecha, como forma de defender el poder de la tierra y de los grandes intereses econ贸micos. Es permanente y por supuesto es din谩mico.
Andr茅s Camilo Rodr铆guez, licenciado en Filosof铆a y defensor de los derechos humanos.
En el gobierno de Duque el paramilitarismo retorna como manifestaci贸n pol铆tica, criminal y militar.
Dentro de los elementos diferenciados vale la pena se帽alar lo siguiente: en el gobierno de Uribe estas estructuras eran reconocidas como un actor pol铆tico en la vida nacional y por eso se hizo un acuerdo de desmovilizaci贸n fallido. Tambi茅n en esta 茅poca el paramilitarismo se caracterizaba por opinar permanentemente sobre los temas del pa铆s y era mucho m谩s evidente su relaci贸n con el conjunto de valores pol铆ticos ubicados en la extrema derecha, a tal punto que un personaje como Salvatore Mancuso, reconocido jefe paramilitar, estuvo en el Congreso en la primera d茅cada del siglo XXI.
En el per铆odo de Santos, el paramilitarismo ya no era entendido del todo como un actor pol铆tico, sino como un conjunto de sujetos que proven铆an de un proceso de desmovilizaci贸n y que deb铆an transitar hacia la garant铆a de verdad, de acceder a la justicia y de reparar a las v铆ctimas. Era como si se hubiera acabado el cap铆tulo del paramilitarismo pero, al no prestar suficientemente atenci贸n a las consecuencias de una desmovilizaci贸n fallida, estos grupos se fueron recreando cada vez m谩s, mediante una relaci贸n estrecha con el mundo criminal en todas sus manifestaciones y, por supuesto, con la permanencia de su interacci贸n con el universo del narcotr谩fico.
En el gobierno de Duque el paramilitarismo retorna como manifestaci贸n pol铆tica, criminal y militar, y a partir de all铆 se ha venido estructurando especialmente en los 煤ltimos a帽os de una manera mucho m谩s global en el territorio nacional.
Podr铆a decirse que el paramilitarismo se ha transformado y reconfigurado a tal punto que ya es dif铆cil desprenderse de la actividad de las mafias pol铆ticas y criminales. Duque en s铆 mismo no se caracteriza por un v铆nculo estrecho con 茅l, pero s铆 est谩 rodeado de mafias pol铆ticas nacionales y regionales que cuentan con nexos directos en la promoci贸n y financiaci贸n de estructuras paramilitares ilegales. Y esto conlleva que, de una u otra forma, coexista en el gobierno Gobierno actual una legitimaci贸n p煤blica y permanente del relato de la guerra, y por ende, del relato del paramilitarismo como instrumento de los sectores de extrema derecha, que al final es lo que representa a este Gobierno.
Nathali G贸mez

0 Comentarios