Si se quiere ubicar al Centro en el espectro ideológico colombiano —que es el país que nos atañe— primero debemos dar por sentado que existen dos extremos: La extrema derecha y la extrema izquierda.
La extrema derecha está inequívocamente definida: El uribismo o Centro Democrático. Serias acusaciones y evidencias de todo tipo de que sus fundadores, integrantes y militantes (en buena parte) han financiado o colaborado —de una u otra forma— en la creación y expansión de sanguinarios ejércitos privados con ideología de extrema derecha (paramilitares), son uno de los más fuertes pilares para sostener que ese partido político está en ese extremo. Su marcado dejo religioso (católico) casi medieval (Ordoñez, por poner solo un ejemplo); su menosprecio por las variedades raciales (negritudes, indígenas), su menosprecio por las clases excluidas (mayorías en Colombia) que raya en la aporofobia; su apoyo a gobiernos eminentemente fascistas (Trump, Bolsonaro, Añez, Guaidó, entre otros), sus políticas en todos los campos así como muchas de sus acciones, son rasgos fascistas inconfundibles. Un fascismo criollo. En ello hay amplio consenso.
Ahora bien, encontremos entonces al otro extremo: la extrema izquierda. ¿Existe en Colombia?: Por extrema izquierda se entiende el socialismo y el comunismo. En ese sentido, las FARC (sobre todo las disidencias) o ELN, son ejemplos palpables. Tienen una visión marxista y una propuesta socialista o comunista.
Bien. Identificados los dos extremos, surge entonces la pregunta: ¿Por qué, quienes se consideran de Centro, ubican a Petro en el extremo-izquierdismo?: Si examinamos juiciosamente, no solo en la propuesta política actual de Petro sino en la transversal de su vida pública, no aparece el comunismo o el socialismo. No propone que los medios de producción sean nacionalizados, no propone la expropiación al estilo chavista que muchos le endilgan calumniosamente (ha hablado de COMPRA de tierras, solo si están improductivas); no propone la dictadura del proletariado ni la abolición de las clases sociales ni la eliminación del Estado. Ni lo ha propuesto ni lo propone ni lo ha hecho, que es, en últimas, lo que vale. No lo hizo cuando pudo: No expropió, siendo la expropiación una acción legal y legítima pues está consignada en la Constitución (Art. 27) porque el bien común va por encima del particular. Peñalosa sí lo hizo, por ejemplo, con el Country Club. ¿Por qué entonces acusan a Petro de «expropiador» o «extremista»? Ni siquiera el M-19 al que perteneció, tenía una línea soviética comunista/socialista. Las Farc sí, a las que no ingresó precisamente porque, desde su juventud, no gustaba de su ideología.
Lo han señalado de chavista, quizá por compartir la visión bolivariana de unión de países sudamericanos, de no intervencionismo extranjero y de empoderamiento de los excluidos. Eso no es chavismo ni socialismo ni comunismo, cualquier liberal y/o demócrata que se precie de serlo, lo compartiría. Pero, además, Petro propone lo opuesto al modelo extractivista de Chávez y Maduro, tanto por la grave afectación al planeta (es un experto en cambio climático) como por su inviabilidad . Un país no puede ser dependiente de un solo producto de exportación, porque quiebra su aparato productivo (mal holandés) y vivirá una crisis igual a la venezolana. Además no es posible, porque Colombia tiene reservas de petróleo para menos de cinco años. Es imposible hasta en el deseo. Poner a producir al máximo el agro es su consigna.
¿Ese es el Centro, o es la derecha de siempre, que al ver el rechazo de la población por esta, se viste de centro?La respuesta se la dejo a ustedes, estimado(a)s lectore(a)s.
1 Comentarios
genial esta columna!
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