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LGBTI campesinas en lucha: liberar la tierra, liberar los cuerpos

LGBTI campesinas en lucha: liberar la tierra, liberar los cuerpos


Lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexuales y asexuales. El 28 de junio es el Día Internacional del Orgullo LGBTI. La lucha LGBTI es diversa y enfrenta a diferentes retos en todo el mundo. La lucha LGBTI campesina, feminista y popular comprende y va más allá del orgullo de cada persona por su propia existencia; es una acción que corresponde a la voluntad colectiva de transformación, por un mundo sin las cercas que controlan la tierra y las que controlan los cuerpos y las sexualidades. Pero esta experiencia de la lucha campesina suele quedar oculta en los discursos hegemónicos sobre quiénes son las personas LGBTI, como si se tratara de una agenda urbana e individual. Capire entrevistó a Paula Gioia, Yeva Swart, Cony Oviedo y Alessandro Mariano, integrantes de La Vía Campesina en Europa y Sudamérica, sobre la participación y los conocimientos políticos acumulados por las personas LGBTI en el movimiento campesino.

Paula Gioia es apicultora, migrante brasileña en Alemania, integrante de la Asociación para la Agricultura Campesina (Arbeitsgemeinschaft bäuerliche Landwirtschaft – AbL) y representante europea en la Comisión Coordinadora Internacional de La Vía Campesina. Yeva Swart es holandesa, trabaja como pastora en Francia e integra la organización Agricultores por el Futuro (Toekomstboeren). Cony Oviedo es educadora, comunicadora y poeta, integrante de la Coordinadora Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (CONAMURI) de Paraguay. Alessandro Mariano es educador y miembro de la coordinación del Colectivo Nacional LGBTI del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil.

La realidad de las personas LGBTI campesinas


En el mundo en que vivimos, asumirse como un cuerpo disidente de las normas significa, a menudo, sentirse solo. La binaridad del género y el estándar familiar heterosexual a menudo impiden la experiencia de la diversidad, y este control puede generar silencio, violencia, depresión y distanciamiento. Los medios de comunicación y los sectores religiosos promueven estereotipos prejuiciosos, que dictan lo que “se parece” y lo que “no se parece” a una persona LGBTI. “La imagen es asociada solamente a alguien a quien le gusta divertirse, y no a alguien que pueda ser disciplinada, tener un proyecto de vida”, dice Cony Oviedo.


En muchas partes del mundo, la gente abandona los territorios rurales debido a la precariedad del trabajo agrícola asalariado, los conflictos con los destructivos megaproyectos que imponen las grandes empresas y la promesa de una “vida mejor” en la ciudad. Además, la tradición familiar y el moralismo que también están presentes en el campo son razones que llevan a las personas LGBTI campesinas al éxodo rural.

“Aunque en Europa no haya el nivel de violencia que sufren las personas LGBTI en otros países, a menudo las zonas rurales aún no aceptan bien a los cuerpos y sexualidades disidentes”, declara Paula Gioia. ” Hay que entender y destacar que si uno no tiene que preocuparse por ocultar quién es, su sexualidad y su identidad de género, puede contribuir mucho más a nuestra lucha común por la soberanía alimentaria.” Sobre todo después de las dificultades encontradas durante la pandemia, muchas personas jóvenes están dispuestas a volver al campo. Organizarse en comunidad es una estrategia posible para volver con más ganas y apoyo mutuo. “Construir y vivir en comunidad es de por sí una forma queer ¹de vivir y trabajar colectivamente”.

Por miedo de la estigmatización, muchas compañeras, compañeros y compañeres se esconden y solo en espacios de confianza dicen ‘yo soy lesbiana’, ‘yo soy bisexual’… En las comunidades, hay una cultura que va pasando de generación en generación. Hay que hacer un cambio cultural sobre nuestros comportamientos y roles, y proyectar cómo desnaturalizar esos mandatos que parecieron ser los correctos.

Aunque sea muy invisibilizado, el campo es amplio y diverso. Los pueblos indígenas, pueblos ancestrales afrodescendientes, pueblos de los bosques y los ríos, las personas agricultoras, pastoras, pescadoras, apicultoras, trabajadoras migrantes y estacionales tienen una diversidad de modos de vida y de formas de vivir la sexualidad. En el sur global, estas múltiples posibilidades fueron y siguen siendo cercenadas por las intervenciones coloniales, esclavistas e imperialistas. “¿Cómo es posible que la violencia que se impuso sobre los cuerpos de nuestros antepasados siga hasta hoy también sobre nuestros cuerpos?”, se pregunta Alessandro Mariano.

Soberanía alimentaria y libertad para ser y amar como uno quiera


Las personas LGBTI luchan para poder seguir viviendo en el campo, resistiendo al agronegocio, produciendo alimentos y relaciones sanas. “Entre el capitalismo y el patriarcado, nos quieren decir que todo está dividido, que no somos un todo”, dice Cony. Para La Vía Campesina, no se tratan de frentes diferentes, y separarlos en “cajitas” es una fragmentación que impide la transformación. La lucha campesina, feminista, negra, indígena, migrante y LGBTI es una lucha integral por la liberación y autodeterminación de los territorios-cuerpo y los territorios-tierra.


Hay una relación directa de solidaridad entre las personas que producen alimentos y luchan por la soberanía alimentaria y las personas que más necesitan esos alimentos. Para Yeva Swart, “muchas veces, la retórica en torno a las personas LGBTI tiene que ver con el amor, pero creo que va mucho más allá de eso. Las luchas LGBTI y por la soberanía alimentaria también tienen que ver con el cuestionamiento de ciertos poderes”. Paula añade que “los problemas que enfrentamos se basan en el patriarcado y las relaciones de poder, no en lo que ofrece la naturaleza.

La lucha LGBTIes feminista y antipatriarcal


La Vía Campesina lleva muchos años construyendo feminismo campesino y popular como herramienta de lucha y organización de las mujeres. En Europa, el movimiento también viene trabajando con el concepto de feminismo queer, combatiendo el modelo binario del patriarcado. Al sacar adelante los debates y las prácticas feministas arraigadas en sus territorios, las mujeres del movimiento hacen frente a la violencia, a la división sexual del trabajo y se colocan como protagonistas de la soberanía alimentaria, produciendo alimentos, conservando las semillas y sosteniendo la vida.

Según Cony Oviedo, “el feminismo campesino y popular de La Vía Campesina es construido desde las necesidades de las compañeras. Es un feminismo propio del día a día, que lucha contra el agronegocio, la minería, las empresas extractivistas, y que lleva consigo las banderas por la agroecología y soberanía alimentaria”. “Vivimos en un mundo binario, donde los géneros en la que los géneros se superponen. La transexualidad rompe con eso, incluso por la no binaridad”, añade Alessandro Mariano. La diversidad sexual y de género no sólo consiste en que uno pueda amar a quien quiera, sino también en que pueda existir como es: transgénero, homosexual, bisexual y también intersexual y asexual.

Las luchas de las mujeres y de las personas LGBTI se encuentran en el cuestionamiento del control y la violencia del capitalismo racista y heteropatriarcal sobre los cuerpos y territorios. También se encuentran en el deseo de transformación hacia una sociedad de igualdad y libertad.

El feminismo campesino libra una lucha activa contra los prejuicios interseccionales presentes en la sociedad actual. Lo esencial es que las personas LGBT y las mujeres están cuestionando los papeles de género y la división del trabajo que se impone

Las organizaciones populares tienen la tarea de transformar radicalmente la sociedad, lo que incluye construir relaciones de compañerismo, respeto e igualdad. Así los espacios de organización pueden ser territorios libres de desigualdad, explotación y discriminación. “En la tradición histórica de la lucha campesina, muy arraigada en la idea de líderes masculinos, hay un proceso de ampliación para incluir a las mujeres y toda esa diversidad. Más mujeres, personas trans, lesbianas, bisexuales”, dice Alessandro sobre los retos de La Vía Campesina.

La experiencia en Europa también señala la necesidad de cambiar la base de las relaciones patriarcales. “Los roles de hombres y mujeres en el campo suelen ser muy estrictos. Hay muchas similitudes entre diversos países europeos, y el debate que iniciamos en la Coordinadora Europea de la Vía Campesina (ECVC) fue muy importante para darnos cuenta y comprender que no estamos solos, y en segundo lugar, para empezar a desarrollar estrategias para fortalecernos y reforzar también nuestros aportes al movimiento”, dice Paula.

Prácticas cotidianas y populares para enfrentar la LGBTfobia


Alrededor de 2015, diferentes organizaciones de La Vía Campesina comenzaron a hablar sobre la agenda y la organización LGBTI. Fue necesario moverse con coraje y también con sensibilidad en este proceso, teniendo en cuenta la diversidad cultural, etaria y regional que abarca La Vía Campesina en los 81 países donde actúa.

En Europa, los debates sobre este tema se iniciaron en la Asamblea de Mujeres de 2015. Se llevó el tema a la Asamblea General de ECVC, donde los debates empezaron a desarrollarse realmente. “Una de las organizaciones integrantes, el Sindicato Campesino Gallego [Sindicato LabregoGalego], adoptó inmediatamente esta agenda en su trabajo y, como ellos mismos dicen, ‘salieron del armario como organización’”, afirma Paula. En 2017 se celebró en el País Vasco la 7ª Conferencia Internacional de La Vía Campesina, que constituyó un hito inicial para la construcción de la lucha LGBTI a nivel internacional en la organización.

Paula explica que “la diversidad de género no formaba parte del programa oficial de la conferencia, pero logramos organizar algunas acciones de antemano para ello. Organizamos una exposición con imágenes, artículos y materiales de diversas regiones. Las personas se paseaban por la conferencia con pegatinas y broches con la bandera del arcoíris. Nuestra estrategia fue empezar a introducir esta agenda en el movimiento en dosis homeopáticas”.

De ese proceso surgió el I Encuentro LGBTIQ de la Coordinadora Europea de La Vía Campesina, celebrado en 2018 y dedicado a la construcción de espacios para la diversidad sexual y de género en la organización campesina. Este 28 de junio, en el marco del Día del Orgullo LGBTI, La Vía Campesina Europa lanza, en español, inglés y francés, la publicación Abrazar la diversidad rural: géneros y sexualidades en el movimiento campesino, que recoge relatos políticos de militantes sobre experiencias y reflexiones personales y colectivas.

La semilla del colectivo LGBT de La Vía Campesina en Brasil se plantó en 2015, cuando se inició un proceso de organización de seminarios y encuentros. El colectivo se constituyó, de hecho, en 2020, con la participación de diez organizaciones, reuniones mensuales y la elaboración de una síntesis organizada en una cartilla.

En Paraguay, la CONAMURI inició en 2016 un proceso de construcción colectiva para el enfrentamiento de la LGBTfobia, inspirándose en la experiencia brasileña. Ese mismo año, el colectivo Aireana, una organización de mujeres campesinas lesbianas, propuso a la CONAMURI que organizara un encuentro LGBTI sin tierra en Paraguay. Luego, en 2017, la CONAMURI también se acercó al colectivo Panamby, de mujeres trans que realizan intervenciones artísticas. Los intercambios y actividades fueron fundamentales para que la coordinación nacional de CONAMURI asumiera el tema como parte de su agenda.

Hoy, militantes de ambos países se organizan para construir una articulación regional de las personas LGBTI de la Vía Campesina en América del Sur. Como resultado, se sienten más acogidas por la organización, y sus existencias ya no son defendidas individualmente, sino por todo el movimiento. En mayo de este año, en Brasil, el MST sufrió la pérdida de Lindolfo Kosmaski, un hombre gay, militante, campesino y profesor, que fue asesinado dentro de su comunidad. Para los militantes, la ejecución de Lindolfo resulta del odio derivado del avance del conservadurismo.

Según Yeva, hablar de diversidad de género es una buena apuesta en esta coyuntura. “En Europa hay un ascenso de la derecha, y se están aprobando muchas leyes contra las personas LGBTI. Las personas LGBTI están luchando contra el patriarcado y contra las ideas religiosas, y también en defensa de las cuestiones de género y sexualidad. Debido a la situación de las mujeres y de las personas LGBTI, surgen los mismos problemas con respecto a los derechos de las poblaciones campesinas, por ejemplo, en lo que se refiere al acceso a la tierra y a la herencia”.

Respecto a la construcción internacional, Paula recuerda que “en algunos países donde tenemos miembros, ser homosexual o trans sigue siendo un motivo para ir a la cárcel. En algunos sitios, la prohibición es tal que se asesinan personas”. Por lo tanto, la lucha no es homogénea. El enfoque en las particularidades de cada lugar es una potencia para la organización múltiple y diversa de las campesinas y los campesinos LGBTI, sujetos políticos de la soberanía alimentaria. “Por ello, para nosotros es muy importante construir fuertes procesos regionales para el debate. Una vez que conquistemos diferentes y fuertes procesos regionales, vamos a poder construirlo a nivel internacional. Estamos trabajando en este sentido, y el trabajo de algunas regiones puede inspirar a otras”.


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