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#FreddieMercury. Los 20 minutos que cambiaron la historia del rock

Todav铆a no hab铆a ca铆do la noche en Londres. Emergieron desde un lado del escenario, con urgencia, conscientes de que ten铆an poco m谩s de 15 minutos. Brian May y Freddie Mercury, los jefes, al frente, los dos con sus Adidas blancas con las tres rayas negras. Freddie con unos tejanos decolorados Wrangler subidos casi hasta el ombligo y su estrech铆sima camiseta de tirantes blanca, lo que estilizaba su todav铆a fibrosa figura, esa que el sida consumir铆a a帽os despu茅s. Ten铆a 38 a帽os aquella tarde-noche de hace tres d茅cadas.

Cuando alcanza el borde del escenario, mueve el brazo para agitar a los 74.000 espectadores que abarrotan Wembley. Se sienta al piano, toca unas notas breves de calentamiento y ataca la melod铆a de Bohemian rhapsody. El p煤blico estalla. Cuando comienza a cantar y se hincha su vena del cuello parece que lleva una hora en el escenario y est谩 interpretando los bises. Pero no, el concierto acaba de comenzar. Se empezaban a cimentar unos de los minutos m谩s decisivos de la historia de rock sobre un escenario.
Posiblemente ning煤n otro concierto, ni disco, pel铆cula o serie de televisi贸n resumi贸 mejor lo que fueron los ochenta que Live Aid, el evento musical que se celebr贸 el 13 de julio de 1985, hace ahora 30 a帽os, para combatir el hambre en Etiop铆a. En la d茅cada del glamour de las estrellas del pop, all铆 estaban todas. En los a帽os del culto a lo excesivo, nada hubo m谩s grande: dos macroconciertos simult谩neos en Londres y Filadelfia, en enormes recintos deportivos, transmitido en 72 pa铆ses y con una audiencia de 1.500 millones de espectadores (seg煤n The New York Times; 1.900 millones seg煤n la CNN) en directo por televisi贸n. De aquel derroche de medios no es extra帽o que saliera la que muchos consideran la mejor actuaci贸n de la historia; y la protagoniz贸 Queen.


Unas 74.000 personas llenaron el estadio Wembley de Londres. Cuando salieron Queen todav铆a no era de noche. Cuando acabaron, los espectadores cre铆an que les hab铆a pasado por encima una apisonadora. / GETTY IMAGES
Veteranos de los setenta
A mediados de los ochenta, Queen eran unos supervivientes de la d茅cada anterior. Estaban en forma: en 1984 hab铆an publicado The works, un disco que conten铆a dos temas que se han convertido en cl谩sicos ochenteros, Radio ga ga y I want to break free, cuyo hilarante v铆deo hizo estragos en MTV, y el bombazo rockero Hammer to fall. Aun as铆, la imagen de grupo teatral con elementos oper铆sticos que les hab铆a hecho famosos en los setenta estaba un tanto desdibujada (su primer disco es de 1973). Lo 煤ltimo que pod铆an esperar los 74.000 espectadores que acudieron al estadio londinense de Wembley (entre los que estaban Lady Di y el Pr铆ncipe Carlos), ansiosos ante la anunciada reuni贸n de los Who o la aparici贸n de Paul McCartney, era que la actuaci贸n m谩s destacada corriese a cargo de Freddie Mercury y los suyos.
La noche de Freddie
Freddie Mercury se luci贸. Lejos de comparecer con aires de divo, Mercury (Zanz铆bar, 1946) adopta un aire relajado y simp谩tico, dando afectadas zancadas por el escenario, interactuando con las ubicuas c谩maras (llega a abrazar a un ayudante) sin por ello dejar de transmitir una actitud potente, rockera, armado con su caracter铆stico micr贸fono-bast贸n. Parece que est谩 por todas partes: sentado al piano, adoptando poses aqu铆 y all谩, cogiendo una guitarra o bajando un pelda帽o para alentar al p煤blico. Y todo con pasmosa naturalidad, como si lo de cantar delante de esa multimillonaria audiencia televisiva fuera algo que hiciese todos los d铆as.

Cuando comienza a cantar y se hincha su vena del cuello parece que lleva una hora en el escenario y est谩 interpretando los bises. Pero no, el concierto acaba de comenzar. Se empezaban a cimentar los 20 minutos m谩s decisivos de la historia de rock
Mercury se gan贸 al p煤blico sin necesidad de soltar speech alguno (el tiempo estaba medido); todo lo m谩s, entabla con los espectadores un juego de c谩nticos a capella (con giros un tanto surrealistas) y les ofrece uno de los temas: “Esta canci贸n est谩 solo dedicada a la gente maravillosa que est谩 aqu铆 esta noche. O sea, a todos vosotros. Gracias por venir y darnos esta gran ocasi贸n“, dice a modo de introducci贸n deCrazy little thing called love.
Hasta su indumentaria ha quedado como icono de la moda rockstar. “Lo que m谩s me gust贸 fue ver al p煤blico sinti茅ndose parte delshow. Cuando cantaba, era incre铆ble”, dijo Freddie Mercury en undocumental poco despu茅s. “Era el escenario perfecto para Freddie: el mundo entero”, declar贸 el impulsor del concierto, Bob Geldof, en el libro Freddie Mercury: the definitive biography.
Veinte minutos de delirio
Pero no solo fue la avasalladora presencia de Mercury lo que hizo que su actuaci贸n pasara a la posteridad. Los 20 minutos que Queen tomaron el escenario (estaba estipulado un m谩ximo de 18 por banda) fueron la sinopsis perfecta de un concierto de rock: baladas, r谩fagas ca帽eras, c谩nticos para corear. En ese espacio de tiempo Queen interpretaron seis temas: comenzaron con un fragmento deBohemian rhapsody que enlazaron con sus dos 茅xitos m谩s recientes,Radio ga ga y Hammer to fall. Entonces Mercury se colg贸 una guitarra y recuper贸 ese tema que suena a viejo rock and roll, Crazy little thing called love. Como remate, sus dos himnos: We will rock you y We are the champions. Efectivamente, hab铆an sido los campeones. Mientras algunas viejas glorias se hab铆an juntado sin ensayar, Queen dedicaron una semana entera a preparar la actuaci贸n en el teatro Shaw, de Londres, seg煤n cuenta el asistente personal de Mercury, Peter Phoebe Freestone, en la biograf铆a del cantante. “Nadie se lo hab铆a preparado, excepto Queen”, comenta Pete Smith, coordinador del concierto, en el mismo libro.

C贸nclave de estrellas
Evidentemente nada de esto habr铆a trascendido si no se hubiera tratado de un concierto de ese calibre. Festivales ben茅ficos se hab铆an organizado en el pasado (la referencia a Woodstock fue constante en aquellos d铆as), pero ninguno parecido a este. Live Aid era una enciclopedia viviente del rock, desde las leyendas que hab铆an empezado en los sesenta (Paul McCartney, Mick Jagger, Led Zeppetin, Bob Dylan, Joan Baez, los Beach Boys, los Who, Neil Young) a las rutilantes figuras de los ochenta, de Madonna a U2. Y como es natural, con semejante cantidad de 铆dolos por metro cuadrado, Live Aid depar贸 an茅cdotas impagables.
Se dice que el propio Mercury, que hab铆a acudido con su novio, el peluquero Jim Hutton, acorral贸 a Bono en un pasillo del backstage y le tir贸 los tejos pregunt谩ndole picar贸n: “¿Se dice B贸no o Bon贸?”. Algunos m煤sicos accedieron a Wembley en helic贸ptero, que aterrizaba en un campo de cr铆quet aleda帽o donde dio la casualidad de que se estaba celebrando una boda. El cabreo del padre de la novia solo pudo aplacarlo un diplom谩tico David Bowie, accediendo a fotografiarse con la comitiva nupcial. A un lado del escenario, visible solo para los m煤sicos, hab铆a un sem谩foro de tr谩fico que controlaba la duraci贸n de su performance. Cuando pasaban de los 18 minutos acordados se pon铆a en 谩mbar.
El legado
Live Aid,que seg煤n la BBC recaud贸 30 millones de libras (42 millones de euros), cambi贸 la cara del rock. Los conciertos solidarios se sucedieron desde entonces, entre ellos el que celebr贸 la ca铆da del muro de Berl铆n en 1990, o el homenaje a Freddie Mercury en 1992, con un notable elenco de artistas que recaudaron fondos contra el sida. De los creadores de Live Aid, lleg贸 en 2005 Live 8, con el objetivo de llamar la atenci贸n a los l铆deres del G8 sobre el hambre en los pa铆ses en v铆as de desarrollo. Queen, de nuevo en la cima, grabaron otros tres grandes discos (A kind of magic, de 1986, The miracle, de 1989, e Innuendo, de 1991), a pesar de que en 1987 a Freddie Mercury le fue diagnosticado sida. Aunque lo negaba, poco a poco se fue apartando del ojo p煤blico. El 22 de noviembre de 1991 lanz贸 un comunicado admitiendo que padec铆a la enfermedad. Dos d铆as despu茅s falleci贸. 
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