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Sequías extremas matan de sed a los árboles más altos de las selvas

Por primera vez, los científicos han identificado que cuando hay una falta de agua prolongada, los árboles sufren embolias en su sistema circulatorio y acaban muriendo de sed.
El equipo de investigación internacional co-liderado por Patrick Mair, de la Universidad de Edimburgo, y Maurizio Mencuccini, investigador del CREAF, ha advertido que si durante las próximas décadas las lluvias disminuyen tanto como se prevé, los sistemas de transporte del agua en los árboles de la selva tropical podrían colapsarse y provocarles embolias mortales.
Los resultados del estudio hacen patente que ni siquiera la selva amazónica resistirá sequías intensas o de larga duración, ha destacado Mencuccini.

Embolias mortales

Álamo solitario en el desierto de Taminchagan (China).
Álamo solitario en el desierto de Taminchagan (China). EFE/HOW HWEE YOUNG
Investigaciones previas habían sugerido que la falta de agua provocaba que los árboles no pudieran elaborar suficientes azúcares para alimentar su metabolismo, por lo que morían de inanición, pero este estudio ha determinado que no mueren de hambre, sino de sed, debido a las embolias que se crean dentro de su sistema circulatorio.
 ”Hay que imaginar que cuando la tierra se seca durante un período de sequía prolongada, el agua de dentro de los conductos de los árboles está bajo una gran tensión. Esta tensión puede provocar que dentro de los árboles se rompa el hilo continuo de agua que hay en sus conductos y se formen burbujas que bloqueen la circulación, llevándolos a la muerte, similar a lo que ocurre con las embolias humanas”, ha explicado Mencuccini.
Debido a su altura, los árboles más altos son mucho más vulnerables a las embolias que los árboles pequeños, que son capaces de sobrevivir a ella con más facilidad.
Mencuccini ha resaltado que este ha sido el estudio de más larga duración llevado a cabo en una selva tropical, ya que durante 13 años los investigadores llevaron a cabo un trabajo de campo exhaustivo para evaluar el impacto de la sequía en los árboles en el Amazonas.
Gracias a varias técnicas, supervisaron los niveles de azúcar de los árboles y el rendimiento de su sistema de transporte de agua y encontraron que los árboles afectados por sequías de hasta diez años tenían la misma cantidad de azúcares en su interior que los árboles que habían vivido en abundancia de agua durante el mismo periodo de tiempo.

Vegetación en el Parque Nacional Los Quetzales de Costa Rica.
Vegetación en el Parque Nacional Los Quetzales de Costa Rica. EFE/Jeffrey arguedas
También observaron que los árboles afectados por sequía crecían a un ritmo normal hasta el momento de su muerte, por lo que tenían suficientes azúcares para alimentar su metabolismo, lo que indica que el hambre no fue la causa de su muerte.

Descarga de dióxido de carbono 

Según los ecólogos, la descomposición de los árboles muertos por este tipo de embolias inevitablemente comportará una gran descarga de dióxido de carbono a la atmósfera.
“Este hecho se vería agravado si tenemos en cuenta que si mueren los árboles más altos, en un futuro las selvas tropicales estarían pobladas con menor densidad, sin eliminar tanto CO2 de la atmósfera”, ha comentado Mencuccini.
El estudio ha sido financiado por el Natural Environment Research Council, el Consejo Nacional de Investigación de Brasil, la UE y el Consejo de Investigación de Australia y codirigido por la Universidad de Edimburgo, la Universidad Federal de Pará (Brasil) y el CREAF, en colaboración con la Universidad Nacional de Australia, las universidades de Leeds y Oxford y centros de investigación del Brasil. EFEverde

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