El momento en que nos damos cuenta que la vida es una sucesión de experiencias y momentos atesorados y no un lógico avance en el tiempo y espacio, es cuando nos vemos en el espejo y nos preguntamos qué es lo que hemos hecho con nuestra vida; porque esos momentos siempre nos parecerán muchos menos de los que en realidad queremos.
El arte siempre ha estado para evocar esa sensación de grandeza en la vida, la creación artística supera el nihilismo, el sentimiento de vacío existencial provocado por el tiempo que perdemos, el arte permite un anclaje emocional. La obra artística permite que nos liberemos del miedo de la vida e incluso de la muerte. No es la única razón por la que los artistas crean, pero para algunos, por ejemplo Vincent van Gogh, los pensamientos de fracaso y trascendencia siempre corrían por su enferma pero creativa cabeza.
Fue el creador de algunas de las obras más importantes en la historia del arte, fue el hombre que cortó su oreja (no toda) y que vivió al borde de la locura por años. La depresión, la locura y la genialidad lo atormentaron a lo largo de su vida y esos tres factores fueron los que lo llevaron hacia un camino de incertidumbre en el que a pesar de su creatividad y genialidad, no creía tener lo que se necesitaba para lograrlo.
Muchos se pueden identificar con el sentimiento del pintor a pesar de no ser holandeses posimpresionistas del siglo XIX, y eso no significa que sean depresivos o tengan sus enfermedades mentales. Es el simple sentimiento de inseguridad y de no ser tan buenos como quisiéramos serlo. Es parte de la creación artística, el sentimiento de imposibilidad creativa, de encontrar el lienzo en blanco si eres pintor, de no poder teclear una letra si eres escritor y de no pensar en una simple melodía propia si eres músico.
A Vincent van Gogh le sirvió escribir para explicar la forma en que estos miedos se enfrentan, en una carta a su hermano Theo demuestra, y hoy es más que un pensamiento a su hermano, es un consejo a todo aquel que algún día se enfrente a la falta de ideas, a la falta de ánimo y de ambición.
2 de octubre de 1884:
“Si uno quiere ser activo, no debe temer equivocarse algunas veces, no debe temer caer en errores. Ser bueno, muchos piensan que lograran al no hacer daño, es una mentira que lleva al estancamiento. Simplemente embarra algo cuando veas un lienzo en blanco mirándote estúpidamente.
No sabes lo paralizante que es esa mirada del lienzo en blanco que le dice al pintor ‘no puedes hacer nada’. El lienzo tiene una mirada idiota e hipnotiza a los pintores para que ellos también se conviertan en idiotas.
Muchos pintores se asustan con el lienzo vacío, pero el lienzo vacío ESTÁ ASUSTADO del pintor realmente apasionado que se atreve, que ya ha roto el hechizo del ‘no puedes’.
La vida misma siempre se torna en contra de uno en un lienzo sin sentido, desalentador, infinitamente vacío en el que no hay nada más que ese lienzo vacío.
Pero no importa que tan insignificante y plano parezca, que tan muerta se vea la vida, el hombre de fe, de energía y calor, el que sabe algo, no se deja hartar de esa forma. Él interviene, hace algo, se aferra; en definitiva, rompe, ‘viola’…”
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