El asma es una afección que inflama y estrecha las vías respiratorias, provocando una producción excesiva de mucosidad que dificulta la respiración. Puede causar tos, sibilancias y dificultad para respirar, afectando a algunas personas de forma leve, mientras que para otras puede ser una condición grave que compromete su bienestar. En este artículo, exploramos algunos signos que podrías estar pasando por alto.
Este contenido es informativo y no sustituye el consejo médico. Consulta con un profesional de la salud para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.
Síntomas principales
Los síntomas del asma pueden variar en cada persona. Algunos solo los experimentan en ciertas situaciones, como durante el ejercicio o al exponerse a alérgenos, mientras que otros los padecen con frecuencia.
Entre los signos más comunes se encuentran la dificultad para respirar, sensación de opresión en el pecho y sibilancias, especialmente al exhalar, lo que es habitual en niños. Además, el asma puede afectar la calidad del sueño debido a la tos nocturna o la dificultad para respirar, y los síntomas pueden intensificarse con resfriados o infecciones respiratorias.
Si notas que tus síntomas se vuelven más frecuentes o intensos, que respirar se hace más difícil o que necesitas usar el inhalador con mayor regularidad, es señal de que el asma podría estar empeorando y deberías consultar a un especialista.
Problemas respiratorios nocturnos
Muchas personas con asma experimentan interrupciones del sueño debido a dificultades para respirar. Esto puede generar fatiga diurna, problemas de concentración y afectar la salud general. Investigaciones han vinculado los trastornos respiratorios del sueño con problemas como la hipertensión, enfermedades cardíacas y resistencia a la insulina.
Si el asma empeora en las mañanas o las noches, los médicos pueden usar este patrón para evaluar la gravedad de la afección y ajustar el tratamiento según sea necesario. Un buen control del asma puede mejorar la calidad del sueño y reducir los síntomas nocturnos.
Sensación de opresión en el pecho
La opresión en el pecho es un síntoma común del asma. Puede sentirse como una banda ajustada alrededor del torso o como un dolor punzante. En los niños, a veces se confunde con dolor estomacal. Esta sensación puede aparecer y desaparecer o agravarse con el ejercicio, la exposición a alérgenos o el aire frío.
Si la opresión en el pecho es frecuente, empeora o se acompaña de otros síntomas como sibilancias y tos, es recomendable acudir a un especialista. Un tratamiento adecuado puede aliviar estos signos y prevenir complicaciones.
Dificultad para respirar
La dificultad para respirar es un indicador clave del asma, aunque suele venir acompañada de otros síntomas como tos y sibilancias. Algunas personas también experimentan respiración acelerada, fatiga al hacer ejercicio o problemas para dormir.
Si presentas estos signos, es fundamental acudir a un médico para realizar pruebas y determinar si el asma es la causa o si hay otra afección respiratoria involucrada. Obtener un diagnóstico preciso garantizará que recibas el tratamiento adecuado.
Sibilancias: un silbido al respirar
Las sibilancias son un sonido agudo que se escucha al exhalar y son uno de los síntomas más característicos del asma, especialmente en niños. Pueden volverse más evidentes después del ejercicio o al exponerse a alérgenos o aire frío.
La tos o las sibilancias tienden a empeorar con infecciones respiratorias como resfriados o gripes, lo que dificulta el control del asma. Si tú o tu hijo presentan sibilancias frecuentes, tos persistente o dificultad para respirar, consulta a un médico para obtener un tratamiento adecuado.
Cuándo buscar atención médica
Si sospechas que tienes asma: Si experimentas tos persistente, sibilancias u otros síntomas por varios días, consulta a un médico. Un diagnóstico temprano puede ayudar a prevenir daños pulmonares y controlar los síntomas.
Para el manejo del asma: Si ya tienes un diagnóstico, las visitas médicas regulares pueden ayudar a ajustar el tratamiento y prevenir ataques graves.
Si tus síntomas empeoran: Si necesitas usar el inhalador con más frecuencia o notas que los medicamentos no son tan efectivos, consulta a tu médico de inmediato.
Para ajustar el tratamiento: El asma puede cambiar con el tiempo, por lo que es clave evaluar periódicamente si el plan de tratamiento sigue siendo adecuado.
Es importante no automedicarse ni aumentar la dosis de los medicamentos sin supervisión médica, ya que un uso inadecuado puede tener efectos adversos.
Aunque el asma no tiene cura, sus síntomas pueden controlarse eficazmente con el tratamiento adecuado. Dado que la enfermedad puede evolucionar, las consultas periódicas con un especialista son esenciales para garantizar el bienestar y evitar complicaciones.
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