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En el Banco de la República, millonarias excentricidades para altos funcionarios

En el Banco de la República, millonarias excentricidades para altos funcionarios

Farid Amed Anebre

Algo pasa en la institución rectora de la política monetaria del país: El Banco de la República. Desde hace semanas se escucha -cada vez con más fuerza- lo que parece ser un motivo de mérito para poner los ojos sobre una de las instituciones con más influencia en la vida económica y cultural de los colombianos. El Banco de la República se ha considerado -por décadas- como una de las instituciones insignia de la transparencia, independencia y equilibrio de la economía del país. Los colombianos asocian al Banco de la República con austeridad, independencia, equilibrio y cultura.
Sin embargo, parece ser que al interior del Banco dicha filosofía no es tal. Así lo aseguran sus trabajadores, quienes en sucesivas apariciones insisten en señalar que los sueldos siderales y excentricidades de un reducido grupo de funcionarios vinculados en grandes escándalos de corrupción, conforman el acontecer del emisor de puertas para adentro.

Según Abdenago Aguilar Luna, presidente de la Asociación Nacional de Trabajadores del Banco de la República, Anebre, sindicato conformado por más del 70% de los empleados del Banco emisor, la realidad al interior de la reconocida institución sufre un deterioro moral progresivo: “Hoy el Banco de la República soporta una directiva politizada que no representa el ideario de los trabajadores del emisor y su compromiso con el país; una directiva conformada por personas que aterrizaron en el Banco con pendientes por resolver en investigaciones por presuntas participaciones en grandes escándalos de corrupción que han azotado al país: Odebrecht, Reficar, Interbolsa, Dragacol, venta de Isagen, entre otros”.
Sin duda, denuncias de este tipo encienden las alarmas, pues siendo así las cosas, pareciera ser que hoy al Banco de la República no lo dirigen técnicos de la economía independientes de los ardides políticos, sino que por lo contrario, se ha transformado en un escampadero de cuestionables funcionarios que al verse envueltos en escándalos de corrupción, parece que se les premiara con altos puestos, sueldos, privilegios y permisividad, para darle rienda suelta a pomposas excentricidades, como lo asegura Abdenago Aguilar al afirmar: “El Gerente General del Banco de la República, el señor Juan José Echavarría, miembro del equipo de campaña del presidente Santos en su primera reelección, decide gastar sumas millonarias en electrodomésticos importados y remodelaciones de oficina”, en las cuales, según pruebas mostradas por trabajadores, se evidencian compras que incluyen capuchineras traídas desde Italia, alfombras por un valor de 80 millones de pesos, nuevos vehículos, que estarían al servicio de la familia del funcionario, mobiliarios, también importados y demás suntuosidades que le costarían al erario un valor superior a los 600 millones de pesos. Es decir, parece ser que la austeridad que el Banco de la República aplica al país, no funciona para quienes diseñan esas mismas políticas.
Pero, al parecer, esta situación no queda ahí y es aún más preocupante, pues los trabajadores del Banco de la República destapan la realidad de la distribución salarial al interior del Banco Emisor señalando que “18 altos funcionarios -entre los cuales se encuentran varios con temas pendientes por resolver ante la ley-, reciben 7.500 millones de pesos anuales en sueldos y prebendas”.
Hay una piñata al interior del Banco de la República y esto cae como baldado de agua fría, cuando desde hace algunos meses se escucha una nueva propuesta de “salario mínimo diferencial por regiones” diseñada por las hoy cuestionadas directivas del banco, quienes proponen reducciones -en algunos casos superiores al 70% del salario mínimo de los colombianos- en más del 50% del territorio.
Aún hay más, como si fuera poco, la organización de trabajadores señala: “El desequilibrio al interior del Banco de la República es tal, que la realidad de los 18 funcionarios es apenas la punta del iceberg y se acentúa escandalosamente cuando descubrimos que solo 215 funcionarios del banco emisor reciben más de 200 mil millones al año en salarios y beneficios, mientras el resto de trabajadores, 2.402, con formaciones profesionales y técnicas no han recibido, por más de 20 años, ajustes en sus derechos, hoy hiperconcentrados por una minoría casi millonaria”.
Esta realidad invita a preguntarse ¿por qué las directivas del Banco de la República diseñan y proponen políticas económicas en las que proponen vivir bajo austeridad, mientras ellos viven entre grandes excentricidades y prebendas millonarias pagadas con dinero de los colombianos? Además de evitar una distribución equitativa del presupuesto que nivele derechos, tal cual funciona en instituciones serias conformadas por profesionales altamente calificados como lo es el Banco de la República.
Parece que esto apenas comienza, que habrá más tela que cortar y que el hilo de Ariadna halado por la organización de trabajadores del Banco de la República traerá más sorpresas. Por lo pronto, los ojos están puestos en la administración del Banco.