Hemos escuchado a través del viento, el fuego, el agua y la tierra, nuestra historia. Nuestros abuelos y mayores han sembrado en la memoria del pueblo Nasa, el espíritu de “Guerreros Milenarios”. Este cuento de nosotros los Nasa, nace como todos, en Tierradentro; pero no se trata de Tierradentro, se trata de Cxhab Wala Kiwe, se trata de la liberación de Uma Kiwe.
En una de tantas noches, sentados en los cañaduzales de Corinto en las faldas de la cordillera central, en medio de calabazos con chicha y chirro, jigras con coca y muchos remedios más; un puñado de Nasas nos preguntábamos sobre nuestro origen, sobre Tierradentro y el Nevado, nos preguntábamos ¿cómo llegamos aquí?
Esa noche vimos como una inmensa nube al otro lado del río Cauca tapó la ciudad de Cali y soltó un fuerte aguacero. En ese momento, el espíritu del “Trueno Rojo” imponente, brillante, ágil y fuerte; recorrió, de izquierda a derecha la nube para llevarnos al pasado.
Muchos soles y lunas atrás, allá en las montañas de Tierradentro, otros Nasa que también estudiaban sus orígenes, se encontraron con el Trueno Rojo, se encontraron con su futuro. Él les habló de un cambio, una guerra con personas extrañas, montadas en grandes bestias y con habilidades desconocidas hasta entonces, les dijo que esa gente era mala, venía por todo y por todos. Pero lo más importante que les dijo no fue como ellos nos iban a atacar, sino como nosotros nos íbamos a defender.
Las comunidades por muchos años se prepararon: escogieron a los guerreros más fuertes y junto a sus familias se entrenaron; su comida se basó en productos calientes como el ají y su espíritu se preparó con plantas de este mismo tipo, hasta que llegó el momento.
Caravanas dé hombres, mujeres, niños y niñas, marcharon desde Tierradentro hacia los valles y montañas del norte preparados para la guerra, todos dispuestos a morir de ser necesario con tal de evitar el paso de los extraños, no solo por encima de Tierradentro, por encima de nuestra cultura, nuestro idioma y todo aquello que por milenios habíamos construido.
Hoy hace más de 527 años después, aquí estamos, la batalla ha sido dura; nuestros guerreros han nacido, muerto y vuelto a renacer durante muchas generaciones, nuestra cultura tampoco ha salido ilesa de esta guerra, algunos, aunque llevamos el Nasa Yuwe en el corazón, aun somos incapaces de despertarlo; otros ya no recuerdan como hablar con la tierra y otros se rindieron a mitad de camino.
Pero los que vinimos a pelear a este valle, aquí nos quedamos. Hoy danzamos y cantamos, brindamos y bebemos, reimos y lloramos, sembramos y cosechamos.
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