El gobernante dijo a la prensa que padece “una consecuencia” por el tratamiento contra el coronavirus que es la que lo “mantiene un poco agitado” y aseguró que no se trataba de un problema pulmonar: “Es un problema mecánico producto del tratamiento agresivo que recibí para poder detener el coronavirus, como si fuera un caso de altísimo riesgo por mi condición (de obesidad)”.
Enfatizó que los medicamentos que le fueron suministrados le ocasionaron “una gastritis erosiva en el estómago que fue descubierta con una endoscopia el martes pasado” y agregó que cuando le hicieron el primer hisopado para detectar la COVID-19 tenía 15 miligramos de hemoglobina, pero el lunes pasado había bajado a 10 miligramos.
“O sea, estaba con anemia. Eso hizo que el martes me hicieran endoscopía, resulté ahí y estoy en tratamiento”, sostuvo el médico y cirujano de 64 años de edad, que padeció anteriormente de esclerosis múltiple y polio.
El mandatario indicó que tras “curarse” del coronavirus, especialmente debido a los esteroides que tomó le “ocasionaron un pequeño sangrado que ya está solucionado, así que hay peligro” de que se “salve”, bromeó. EFE
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