Por Simón Gaviria
La opción pública avanza aun con enormes retos logísticos denunciados por mandatarios locales. La última semana de abril el ritmo de vacunación cayó de 97 mil vacunas diarias a solo 65 mil. Min Salud anunció haber garantizado 61.5 millones de vacunas, 9 millones de una sola aplicación, para inocular 35,25 millones de colombianos. Con lo ya vacunado, si la vacunación fuera de 100 mil vacunas diarias, nos tomaría 580 días en agotar lo disponible. Aun duplicando el ritmo a partir de agosto, tardaríamos 350 días. En el mundo catastrófico de 90% de inmunidad y 100 mil diarias, casi 27 meses. A este ritmo, se borraría con el tiempo lo que hicimos con la aguja.
Después de 6 a 12 meses, tocaría volver a vacunar los ya vacunados que necesitarían refuerzo antes de poder seguir inoculando los demás. En otras palabras, toca aumentar la vacunación a cerca de 330 mil diarias para que todas estas vacunas se puedan aplicar en menos de 180 días. Es un error depender de la inmunidad natural al sobrevivir la enfermedad. A principios de abril, 2.417.826 han tenido Covid-19 pero este mecanismo, ya costó más de 68 mil muertes e incalculables daños económicos.
Todo esto sin tener en cuenta la complejidad adicional de nuevas cepas como la inglesa o brasileña. Leticia, cercana a Brasil, con vacunación del 90% tiene la tasa de infección más alta de Colombia. Grave también que estas nuevas variedades afecten la salud de los niños.
Desafortunadamente, la reglamentación de la vacunación privada está diseñada para ser inocua. Obligar a que la vacuna privada cueste lo mismo que la pública es, en esencia, prohibirla. Ningún privado compra tantas como un estado y por ende no recibe los descuentos por volumen. Para no hablar del reto que es saber a cuanto compra el gobierno, cuyas compras están cobijadas por acuerdos de confidencialidad. Esto más eximir a las EPS del costo de reacciones adversas para que lo asuma el privado, hace cualquier esfuerzo inviable. Por hacer el favor, se sale debiendo.
Entre más se haga privadamente, mas vacunas quedan en la opción pública. Que haya poca disponibilidad actual es coyuntural. Con EEUU y Europa acaparando dosis, varios países de Asia ya permiten la opción privada, inclusive con ánimo de lucro. El exceso de vacunas lo usan para reactivar la economía. Son pocos los colombianos que se pueden dar el lujo de ir a Miami. Ojalá salga un avance en productividad estatal de vacunación. El gobierno habilitó la mano invisible, pero la amarró y le cortó los dedos.
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