Mientras en el norte el magnate naranja vuelve a lanzar misiles verbales y amenazas de sanciones, en el otro lado del planeta un presidente colombiano andaba haciendo algo impensable hace unos años: inaugurar una embajada en Doha, Qatar. Sí, Colombia, esa que solía levantar la mano solo cuando el Tío Sam daba permiso, hoy se abre paso por su cuenta en el mundo árabe.
El presidente Gustavo Petro cortó la cinta diplomática y, de paso, algunos cordones umbilicales con el servilismo histórico de la política exterior. No habló de armas ni de tratados militares, sino de tejer lazos de arte, cultura, comercio y humanidad, palabras que en el diccionario del uribismo suenan a poesía sospechosa.
“Tejer es encontrar corazones, cerebros y sentimientos”, dijo Petro, mientras en otro hemisferio los dueños de los misiles seguían “tejiendo” amputaciones infantiles en Gaza. Y sí, el presidente volvió a poner el dedo —y la palabra— en la llaga: la de un mundo que sigue confundiendo poder con derecho a matar.
#EnImágenes 🇨🇴🇶🇦 | En Doha, Catar, finaliza la agenda del Presidente @PetroGustavo por Oriente Medio.
— Presidencia Colombia 🇨🇴 (@infopresidencia) November 3, 2025
En esta última visita, el mandatario cumplió una agenda que buscó fortalecer los lazos de cooperación alrededor de la Paz y el comercio.
1️⃣. El mandatario se reunió con el… pic.twitter.com/QmpdEnk9sn
En Doha, Petro habló de paz, de diálogo de civilizaciones, de esas ideas que los halcones del norte tachan de ingenuas pero que, curiosamente, son las que más miedo les dan. Porque el que deja de obedecer ya no es útil, y Colombia, con este giro, parece haber entendido que no necesita ser usada para existir.
También se refirió al Caribe, reclamando que sea “zona de paz” y no campo de ensayo de potencias extranjeras con nostalgia colonial. Dijo que quiere un mundo donde “el ruido de los carros cese para que se oigan las carcajadas de los niños”. Declaración peligrosa: si algo molesta a los fabricantes de guerra es el sonido de la risa.
La inauguración de la embajada en Qatar se suma a otras aperturas recientes en Egipto y África, parte de la apuesta del Gobierno del Cambio por diversificar las relaciones internacionales, romper la dependencia y fortalecer vínculos con países que también creen en la soberanía, la ciencia y la vida.
Mientras tanto, desde los viejos despachos de Washington algunos siguen preguntando: “¿Y qué hace Colombia tan lejos?” Pues eso, tejiendo su propio destino, sin permiso del imperio y sin miedo al nuevo siglo.
Informe: Ari/Luna - Sala de Redacción | Radio Chécheres
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