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Salario mínimo, demanda y reactivación

Salario mínimo, demanda y reactivación


El salario mínimo se tasa a niveles infrahumanos y no hay un buen sistema de inspección y control que haga cumplir plenamente la legislación laboral

Alberto Maldonado Copello

Los trabajadores, por medio de las centrales obreras, están proponiendo un salario mínimo de un millón de pesos mensuales, un aumento nominal cercano al 14 por ciento, monto que con el factor prestacional llegaría a cerca de $ 1,5 millones mensuales de costo para el empleador. Según el Código Sustantivo del Trabajo el salario mínimo debe “subvenir las necesidades normales y de la familia del trabajador en el orden material, moral y cultural”.

Sin embargo, con el salario mínimo los trabajadores tienen acceso a una canasta de bienes y servicios muy limitada y deben recurrir al Estado para obtener el acceso a servicios como educación, salud, servicios públicos, guarderías infantiles, deporte, cultura y recreación, entre otros.

El monto del salario mínimo expresa un aspecto esencial de las relaciones obrero-patronales dentro   del régimen capitalista, que es la tendencia a reducir lo máximo posible el valor de la fuerza de trabajo y como consecuencia inmediata, reducir el consumo y la calidad de vida de los trabajadores. Mientras que por un lado la Constitución Política de 1991 consagra formalmente los derechos económicos, sociales y culturales, y aparece, por tanto, como una constitución democrática al servicio de los ciudadanos.

Por otro lado, en la realidad, cuando se va a fijar el nivel de ingresos de los trabajadores, se hace todo lo posible por reducir el incremento anual de los salarios, con lo cual se restringe la posibilidad de que ellos directamente puedan adquirir los bienes y servicios requeridos para garantizar esos derechos. Esta es la contradicción que se fundamenta en la esencia del modo de producción capitalista: la obtención del mayor plusvalor posible.

Un costo por reducir


Los trabajadores, iguales jurídicamente ante la ley, y sujetos de derechos, son simplemente un costo para los capitalistas. Como dice el director de Fenalco, Federación Nacional de Comerciantes, Jaime Alberto Cabal S., los costos son muy altos y las posibilidades de contratación disminuyen. El doctor Cabal no ve a los trabajadores como ciudadanos colombianos, como compatriotas, sino simplemente como un costo que hay que tratar de reducir.

En la circunstancia actual de la pandemia se pone el énfasis en la situación crítica derivada de la parálisis de muchas actividades económicas y la reducción del crecimiento del producto interno bruto para justificar el rechazo de los gremios a un aumento sustancial del salario mínimo. Pero esta posición es permanente, los capitalistas y el Estado siempre tratan de reducir los costos laborales; si esto implica que los trabajadores no dispongan de ingresos suficientes para tener una vida decente, pues esto es algo muy lamentable que no les quita el sueño a los capitalistas.

Demanda agregada

Por su lado, las centrales obreras argumentan que aumentar el salario mínimo no debería ser un problema para el empresariado porque si existe mayor ingreso en manos de los trabajadores estos van a consumir mas bienes y servicios, o sea, aumenta la demanda y por tanto los negocios van a tener mas ventas, ingresos y utilidades; más aún, en las condiciones actuales, esto puede tener un impacto positivo para la reactivación. “Recientemente, el presidente de la CGT, Julio Roberto Gómez, hizo un llamado al sector empresarial y al Gobierno nacional para que haya un aumento significativo con el fin de reactivar la economía colombiana, fuertemente afectada por la pandemia del coronavirus.1[1]” El presidente de la CUT, Diógenes Orjuela, por su parte afirma que “solamente aumentando el ingreso de los trabajadores colombianos se reactivará la economía nacional”2[2].

Pero, a los capitalistas y su representante, el gobierno, parece no convencerlos los anteriores argumentos, aparentemente tan obvios. ¿A qué se debe esto? Evidentemente todo capitalista aspira a que aumenten las ventas de sus mercancías y le serviría mucho que todos los demás capitalistas aumentaran los salarios, no a un millón de pesos, como proponen las centrales obreras en la actual negociación, sino mucho más. Para el empresariado en general, el incremento salarial significa una disminución de sus utilidades, razón por la cual se opone férreamente a los aumentos que proponen las centrales obreras.

La demanda agregada es la sumatoria de la demanda de los trabajadores (formales y por cuenta propia), de los capitalistas y del Estado; si la parte correspondiente a los trabajadores no crece o incluso disminuye, la parte que le corresponde a los empresarios se mantiene o aumenta, ya sea para su propio consumo o para inversión. En conclusión, el argumento de las centrales no tiene, en mi opinión mucho sustento.

Baja sindicalización

La discusión sobre el salario mínimo en Colombia refleja también, desde otra perspectiva, las contradicciones entre las centrales obreras, por un lado, y por el otro, los gremios económicos y el gobierno. A pesar de que los trabajadores ocupados eran, a octubre de este año, cerca de 21,2 millones y con los desempleados casi 25 millones, de los cuales cerca de 10 millones son asalariados, frente a menos de 700 mil patronos o empresarios, los primeros no tienen un alto grado de organización, tienen un porcentaje muy bajo de sindicalización y, en consecuencia, poca capacidad para lograr que mejore sustancialmente su condición.

El valor de la fuerza de trabajo se fija en un nivel extraordinariamente bajo, el salario mínimo se sitúa en niveles infrahumanos y para rematar, no hay un buen sistema de inspección y control que haga cumplir plenamente la legislación laboral, que de por sí esta diseñada a medida del empresariado. A esta situación contribuye además el gran ejército industrial de reserva, que refuerza una situación de mercado absolutamente favorable a los capitalistas.

La lucha por el aumento del salario mínimo es necesaria e indispensable, pero dadas las condiciones actuales es apenas un ritual para ratificar la sumisión y la dominación. Las centrales obreras deberían aprovechar estos debates para formar a la clase trabajadora en el sentido que no hay solución de fondo a sus intereses en el marco del capitalismo.

1 https://www.eltiempo.com/economia/finanzas-personales/salario-minimo-esta-es-la-propuesta-de-las-centrales-obreras-para-el-2021-548872

2 https://www.infobae.com/america/colombia/2020/11/13/centrales-obreras-buscaran-que-el-salario-minimo-en-2021-sea-de-1120000/


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