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El conflicto en Afganist谩n | por Noam Chomsky

El conflicto en Afganist谩n | por Noam Chomsky



Cosm茅tica Org谩nica | Esp铆ritu org谩nico 
Texto ling眉ista, fil贸sofo y activista pol铆tico Noam Chomsky , sobre la situaci贸n actual en Afganist谩n. Publicado el 5 de Mayo del 2021. 


Por: Noam Chomsky 

La invasi贸n estadounidense de Afganist谩n en octubre de 2001 fue criminal, por la inmensa fuerza utilizada para demoler la infraestructura f铆sica del pa铆s y fracturar sus v铆nculos sociales.

El 11 de octubre de 2001, el periodista Anatol Lieven entrevist贸 al l铆der afgano Abdul Haq en Peshawar, Pakist谩n. Haq, que lider贸 parte de la resistencia contra los talibanes, se preparaba para regresar a Afganist谩n al cubierto de los bombardeos a茅reos de Estados Unidos. Sin embargo, no estaba satisfecho con la forma en que EE. UU. hab铆a decidido proseguir la guerra. “La acci贸n militar por s铆 misma, en las circunstancias actuales, no hace m谩s que dificultar las cosas, sobre todo si esta guerra se prolonga y mueren muchos civiles”, dijo Abdul Haq a Lieven. La guerra durar铆a 20 a帽os m谩s, y al menos 71.344 civiles perder铆an la vida durante este per铆odo.

Abdul Haq tambi茅n le dijo a Lieven que “lo mejor ser铆a que Estados Unidos trabajara por una soluci贸n pol铆tica unida que incluyera a todos los grupos afganos. De lo contrario, se fomentar谩n las profundas divisiones entre los distintos grupos, respaldadas por diferentes pa铆ses y que afectar谩n negativamente a toda la regi贸n”. Sus palabras eran premonitorias, pero Haq sab铆a que nadie le estaba escuchando. “Probablemente”, continu贸, “Estados Unidos ya ha decidido qu茅 hacer, y para cualquier recomendaci贸n ser谩 demasiado tarde”.

Veinte a帽os despu茅s de la incre铆ble destrucci贸n causada por esta guerra, y tras exacerbar la enemistad entre “todos los grupos afganos”, los Estados Unidos han regresado a la f贸rmula exacta propuesta por Abdul Haq: el di谩logo pol铆tico.

Abdul Haq regres贸 a Afganist谩n y fue asesinado por los talibanes el 26 de octubre de 2001. Ahora su consejo es inaplicable. En septiembre de 2001, los diferentes actores ‒incluidos los talibanes‒ estaban dispuestos al di谩logo, en parte, porque tem铆an que los aviones de guerra estadounidenses que se acercaban abrieran las puertas del infierno para Afganist谩n. Ahora, 20 a帽os despu茅s, se ha abierto el abismo entre los talibanes y el resto. El apetito por las negociaciones simplemente ya no existe.


Guerra civil


El 14 de abril de 2021, el presidente del parlamento afgano ‒Mir Rahman Rahmani‒ advirti贸 que su pa铆s estaba al borde de una “guerra civil”. En los c铆rculos pol铆ticos de Kabul se desbordan las conversaciones sobre una posible guerra civil cuando Estados Unidos se retire (antes del 11 de septiembre). Por eso el 15 de abril, durante una conferencia de prensa celebrada en la embajada de Estados Unidos en Kabul, Sharif Amiry, de TOLOnews, pregunt贸 a Antony Blinken ‒secretario de Estado estadounidense‒ sobre la posibilidad de una guerra civil. Blinken respondi贸: “No creo que a nadie le interese, por decirlo de alguna manera, que Afganist谩n entre en una guerra civil, en una guerra larga. Inclusive los talibanes, seg煤n hemos o铆do, han dicho que no tienen ning煤n inter茅s en ello”.


En realidad, Afganist谩n lleva por lo menos medio siglo de guerra civil, desde la creaci贸n de los muyahidines ‒incluido Abdul Haq‒ para luchar contra el Gobierno del Partido Democr谩tico Popular de Afganist谩n (1978-1992). Esta guerra se intensific贸 con el apoyo de Estados Unidos a los elementos m谩s conservadores y de extrema derecha de Afganist谩n, grupos que pasar铆an a formar parte de Al Qaeda, los talibanes y otras facciones islamistas. Durante este per铆odo, Estados Unidos no ha ofrecido ni una sola vez un camino hacia la paz; en cambio, ha mostrado siempre su af谩n por utilizar la inmensidad de la fuerza estadounidense para dirigir el desenlace en Kabul.


¿Retirada?


Incluso esta retirada, que se anunci贸 a finales de abril de 2021 y comenz贸 el primero de mayo, no es tan clara como parece. El 14 de abril de 2021 el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunci贸: “Es hora de que las tropas estadounidenses vuelvan a casa”. Ese mismo d铆a, el Departamento de Defensa de Estados Unidos aclar贸 que 2.500 soldados abandonar铆an Afganist谩n antes del 11 de septiembre. El 14 de marzo, el New York Times puntualiz贸 que Estados Unidos tiene 3.500 soldados en Afganist谩n aunque “p煤blicamente se dice que hay 2.500 soldados estadounidenses en el pa铆s”. La laxitud del Pent谩gono con las cifras es oscurantismo. Adem谩s, un informe de la oficina del subsecretario de defensa para sostenimiento, se帽al贸 que Estados Unidos tiene unos 16.000 contratistas sobre terreno en Afganist谩n. Estos proporcionan una variedad de servicios, que muy probablemente incluyan apoyo militar. No est谩 prevista la retirada de ninguno de estos contratistas ‒ni de los 1.000 soldados adicionales no declarados en las cuentas p煤blicas‒, ni que se terminen los bombardeos a茅reos ‒incluidos los ataques con aviones no tripulados‒, y tampoco se acabar谩n las misiones de las fuerzas especiales.


El 21 de abril, Blinken dijo que Estados Unidos proporcionar铆a casi 300 millones de d贸lares al Gobierno afgano de Ashraf Ghani. Ghani, que al igual que su predecesor Hamid Karzai, a menudo parece m谩s un alcalde de Kabul que el presidente de Afganist谩n, est谩 siendo superado por sus rivales. En Kabul se habla de Gobiernos posteriores a la retirada, incluida una propuesta del l铆der del Hezb-e-Islami, Gulbuddin Hekmatyar, para formar un Gobierno que 茅l dirigir铆a y que no incluir铆a a los talibanes. Paralelamente, Estados Unidos ha expresado su conformidad con la idea de que los talibanes tengan un papel en el Gobierno; llegando a declarar p煤blicamente que la administraci贸n Biden cree que los talibanes “gobernar铆an con menos dureza” que entre 1996 y 2001.


Al parecer, Estados Unidos est谩 dispuesto a permitir que los talibanes vuelvan al poder con dos salvedades: en primer lugar, que se mantenga la presencia estadounidense y, en segundo lugar, que los principales rivales de Estados Unidos ‒China y Rusia‒ no jueguen ning煤n rol en Kabul. En 2011, la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, habl贸 en Chennai (India), donde propuso la creaci贸n de una Iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda que uniera Asia Central a trav茅s de Afganist谩n y de los puertos de la India; el prop贸sito de esta iniciativa era interrumpir los v铆nculos de Rusia con Asia Central e impedir el establecimiento de la Iniciativa china de la Franja y la Ruta, que ahora llega hasta Turqu铆a.


La estabilidad no es una de las cartas a jugar en Afganist谩n. En enero, Vladimir Norov, ex ministro de Asuntos Exteriores de Uzbekist谩n y actual secretario general de la Organizaci贸n de Cooperaci贸n de Shangh谩i (OCS), intervino en un seminario web organizado por el Instituto de Investigaci贸n Pol铆tica de Islamabad. Norov dijo que Daesh / ISIS ha estado trasladando a sus combatientes desde Siria al norte de Afganist谩n. Este movimiento de combatientes extremistas preocupa no s贸lo a Afganist谩n, sino tambi茅n a Asia Central y China. En 2020, el Washington Post revel贸 que el ej茅rcito de Estados Unidos hab铆a estado proporcionando apoyo a茅reo a los talibanes en la medida que estos iban ganando terreno sobre los combatientes del ISIS. Incluso si llega a haber un acuerdo de paz con los talibanes, el ISIS lo desestabilizar谩.

Posibilidades olvidadas


Han quedado olvidadas las palabras de preocupaci贸n por las mujeres afganas, aquellas que otorgaron legitimidad a la invasi贸n estadounidense en octubre de 2001. Rasil Basu ‒funcionario de las Naciones Unidas‒ fue, entre 1986 y 1988, el asesor principal del Gobierno afgano para el desarrollo de la mujer. La Constituci贸n afgana de 1987 otorgaba a las mujeres la igualdad de derechos, lo que permiti贸 a los grupos de mujeres luchar contra la normativa patriarcal, exigiendo igualdad en el trabajo y en el hogar. Como un gran n煤mero de hombres hab铆a muerto en la guerra, nos dijo Basu, las mujeres se dedicaron a varias ocupaciones. Se produjeron avances sustanciales en sus derechos, como el aumento de las tasas de alfabetizaci贸n. Todo esto se ha diluido, en gran parte, durante las dos 煤ltimas d茅cadas de la guerra de Estados Unidos.

Incluso antes de que la URSS se retirara de Afganist谩n en 1988-89, los hombres que ahora se disputan el poder ‒como Gulbuddin Hekmatyar‒ declararon que anular铆an estos avances. Basu record贸 los shabanamas, avisos que circulaban entre las mujeres y les advert铆an de que deb铆an obedecer las normativas patriarcales (envi贸 un art铆culo de opini贸n advirtiendo de esta cat谩strofe al New York Times, al Washington Post y a Ms. Magazine, que fue rechazado por todos).

El 煤ltimo jefe de Gobierno comunista de Afganist谩n ‒Mohammed Najibullah (1987-1992)‒ present贸 una Pol铆tica de Reconciliaci贸n Nacional, en la que situaba los derechos de las mujeres en lo m谩s alto de la agenda. Fue rechazada por los islamistas respaldados por Estados Unidos, muchos de los cuales siguen ocupando puestos de autoridad.


De toda esta historia, no se ha aprendido ninguna lecci贸n. Estados Unidos se “retirar谩”, pero al mismo tiempo dejar谩 sus activos para dar el jaque mate a China y Rusia. Estos c谩lculos geopol铆ticos eclipsan cualquier preocupaci贸n por el pueblo afgano.


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