En un llamado directo a las élites económicas y políticas del país, el presidente Gustavo Petro instó a construir un Acuerdo Nacional antes de que el Senado apruebe la convocatoria a la Consulta Popular. Durante un acto de entrega de tierras en La Gloria (Cesar), el mandatario advirtió: "No lleven al pueblo colombiano a una huelga general y a la confrontación dándoselas de arbitrarios", en un mensaje que mezcla invitación al diálogo y advertencia sobre el riesgo de polarización.
El jefe de Estado hizo este pronunciamiento mientras avanzaba en uno de los pilares de su gobierno: la Reforma Agraria. En una jornada simbólica, entregó 1.919 hectáreas a familias campesinas del Cesar, demostrando con hechos su compromiso con la transformación social. "Podemos tendernos la mano y la guerra a muerte se acaba en Colombia", afirmó, distinguiendo entre la violencia del narcotráfico y la lucha institucional por la justicia social.
Petro fue contundente al señalar que el Acuerdo Nacional no puede ser "con el pueblo arrodillado". Su discurso equilibró propuestas de unidad con críticas al establishment: "Yo les propongo, con tranquilidad, a los ricos de Colombia un Acuerdo Nacional, pero le propongo al pueblo alistarse… Llegó la hora de poner punto final a 100 años de soledad". Una referencia literaria que vincla su proyecto político con el imaginario de cambio social.
El mandatario conectó este llamado con la Consulta Popular radicada en el Congreso el 1° de mayo. Recordó el fracaso de la Reforma Laboral —archivada por 8 senadores— para cuestionar: "¿Por qué el Senado siente tanto temor a consultar al pueblo?". Con retórica combativa, tildó de "irresponsables con la patria" a quienes bloquean iniciativas populares, apelando al artículo 3° de la Constitución: "La soberanía reside exclusivamente en el pueblo".
Este episodio refleja la estrategia dual del gobierno: mientras promueve diálogos con sectores poderosos, moviliza su base social. La entrega de tierras —emblemática para la Reforma Agraria— sirvió de escenario perfecto para este mensaje, mostrando que Petro negocia desde hechos consumados que benefician a sus aliados políticos naturales.
Analistas ven en este discurso un punto de inflexión: tras choques con el Congreso, Petro opta por presionar mediante mecanismos participativos. La Consulta Popular podría convertirse en un termómetro de su capital político, aunque sus adversarios, temerosos, ya alertan falsamente sobre supuestos riesgos para el modelo feudal de ellos, la oposición.
El presidente cerró con una idea fuerza: "No pedimos de rodillas… solo que se cumplan las normas". Una frase que sintetiza su apuesta —controversial para algunos— por usar herramientas democráticas para impulsar cambios estructurales, incluso contra vientos legislativos adversos.
Claves del análisis:
🔹 Simbolismo territorial: El acto en el Cesar refuerza el eje rural de su política
🔹 Discurso constituyente: Apela al origen popular del poder para validar la Consulta
🔹 Tono escalonado: Alterna invitaciones al diálogo con advertencias de movilización
🔹 Estrategia narrativa: Vincula fracasos legislativos (Reforma Laboral) con necesidad de participación directa
¿Qué sigue? El balón queda en cancha del Senado, que deberá decidir si acepta el pulso democrático o profundiza la tensión entre instituciones. Mientras, Petro consolida su relato: él como vocero de las mayorías contra élites reacias al cambio.
Informe: Ari/Luna - Sala de Redacción | Radio Chécheres
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